El sol se quemo como un viejo televisor que durante años lleno unas pupilas de juventud.
Esa juventud que al nacer detono una carga de amor y felicidad.
Esa que al crecer saludaba a los leprosos con un beso.
Y hoy mi edad reflexiona a la sombra de un libro por la mitad.
Y entre la fidelidad de mi amor se filtra un destello de tentacion que ciega a los que de afuera me ven.
De crueldad graduada junto con mi saber.
Estuve distraido con los mocos en unas rosas sin fin.
Y hoy no puedo dejar de recordar que todo lo que perdi lo encuentro una y otra vez con diferentes cortes de pelo.
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